Esta clasificación busca diferenciar el riesgo que se puede asociar al exceso de peso y de grasa corporal; es decir, en combinación con ciertos antecedentes personales, a mayor peso, mayores riesgos a la salud.
Una de las formas más sencillas para detectar el sobrepeso u obesidad es con el IMC; sin embargo, esta NO DEBE REPRESENTAR la única manera para elaborar un diagnóstico, pues deben evaluarse los antecedentes de la persona, sus hábitos y su estado de salud.
El sobrepeso es un aviso que nos indica que el riesgo de padecer alguna enfermedad metabólica es mayor y te recomiendo prestarle especial atención si es que notas que has tenido un aumento de peso progresivamente con los años o si has aumentado de peso en un corto periodo de tiempo. Si presentas sobrepeso y te gustaría trabajar en volver a un peso normal, no esperes mucho tiempo y acude a buscar atención de un especialista en nutrición, para identificar posibles causas y trabajarlas en conjunto. Este es el mejor momento para actuar y evitar que el exceso de peso y sus consecuencias progresen más.
La obesidad es consecuente al sobrepeso y se trata de una enfermedad crónica que requiere un tratamiento oportuno e idealmente, multidisciplinario. El tratamiento para personas con obesidad no se enfoca únicamente en perder peso, sino en mejorar todos los factores que se afectan con un exceso de grasa corporal, como lo es la salud metabólica, capacidad funcional, actividades diarias, salud mental, etcétera. Si vives con obesidad, te invito a buscar un tratamiento serio y especializado, que te ofrezca soluciones integrales, no soluciones “rápidas y mágicas”.
Procura vigilar tu peso periódicamente y si detectas que te encuentras en riesgo, no dudes en buscar atención de un profesional para lograr cambios de raíz que puedan mantenerse a largo plazo.